viernes, 1 de junio de 2012

[Minecraft] Relato: Historia de Pinasus Sammot

Bueno, voy a ir publicando cada día un relato de rol que voy haciendo en un servidor de minecraft.
De momento tengo 13 fragmentos, pero que probablemente seguiré escribiendo.

Inicio del viaje

Nombre: Pinasus
Apellidos: Sammot
Edad: 22
Lugar de nacimiento: Boria
Peso: 75Kg
Altura: 1,80m
Complexión: Delgado
Tono de piel: Moreno
Color de pelo: Castaño oscuro
Color de ojos: Turquesa
Religión: Ateo
Profesión: Pescador/Cocinero


Imágen del skin: nzruwx.jpg

Habilidades
  • Cocina - 4
  • Agricultura - 1
  • Pesca - 1
  • Natación - 1
  • Comercio - 1
  • Educación - 1
  • Valor - 1

Personalidad
Pinasus es una persona trabajadora, le encantaba ir a alta mar a pescar, aunque ahora se conforma con pescar desde la orilla, le recuerda buenos tiempos y casi siempre está de muy buen humor.
No le gusta que le hablen sobre su pasado, pues todavía no ha superado el trauma. Es generoso con los más necesitados, siempre que alguien necesita un plato de sopa caliente, se lo da sin coste alguno. No le gusta la violencia, pero si llegado el momento, hubiera que actuar, él lo haría.

Historia
Pinasus vivió con su padre en las afueras de Boria, cerca del muelle, desde que él recuerda. Su madre murió al alumbrarle. A los 5 años de edad su padre salió a pescar en su bote, y le enseño a mezclar los alimentos, para que se pudiera hacer algo de comer en su ausencia. Poco a poco, Pinasus fue aprendiendo, con alguna lección que otra de su padre, a cultivarse en un pequeño huerto en el lado este de la casa, pequeñas hortalizas y vegetales. A los 8 años, ya sabía cocinar en el horno.

Un buen día, su padre pensó que ya era hora de que se dedicará al negocio familiar, y de paso, aumentar el tipo de comida que cocinaba su hijo.
Se fueron de pesca a alta mar y pasaron allí el día intentando pescar algo, pero por la tarde, cuando ya se disponían a recoger los sedales tras el fracaso de no pescar nada, a Pinasus le picó en la caña de pescar un siluro de 50Kg y tras un rato de pelea con el enorme animal, se precipitó al agua, arrastrándole unos 200 metros hasta que oyó los gritos de su padre rogándole que soltará la caña, y la soltó, perdiendo la caña y la presa.

Su padre se lanzó al agua en su busca, ya que el muchacho no sabía nadar, y lo rescató.
Pinasus trago gran cantidad de agua salada y quedó inconsciente.
Al cabo de dos semanas se despertó en la cama de su casa, con gran cansancio. Una vez se hubo recuperado su padre le enseño a nadar, para que no le pasara de nuevo.

Al cabo de unos años, cuando el negocio de su padre prosperó, construyeron un pequeño puesto de venta de pescado fresco en el mercado de Boria.
Como Pinasus seguía sin gustarle el agua, se dedicó a lo que mejor sabía hacer él, cocinar, y aprovechó para vender también su comida en el puesto de su padre, atrayendo a gran parte de la población, ya que suponía menos esfuerzo y mucho más barato que en la taberna local.

Un buen día, poco después de cumplir 17 años, el tabernero vino, espada en mano, exigiendo que Pinasus dejará de vender comida en el puesto, ya que, en repetidas ocasiones Pinasus se había negado a ser su cocinero debido a la escasa paga y al maltrato del tabernero con sus empleados.
En aquel momento, el padre de Pinasus apareció con la caña y unos cuantos peces para el puesto, y se interpuso entre el tabernero y su hijo.

La cuestión la zanjo el tabernero, propiciándole un puñetazo en la mejilla izquierda al padre de Pinasus, que cayó de bruces al suelo, el tabernero aprovechó y le puso la espada en la garganta del hombre. Pinasus aprovechó que el tabernero estaba de espaldas, y le lanzó el cocido hirviendo por encima de la cabeza, el cual, soltó la espada, salió corriendo y chillando que nos las haría pagar caras.

Pasaron unos años, Pinasus ya tenía 21 años.

Una noche, el tabernero vino a casa, Pinasus ya estaba en la cama pero oyó parte de la conversación, el tabernero quería pedir disculpas ofreciéndoles unos panes que había hecho el mismo.
Mi padre agradeció el que fuera buena persona, aunque puso voz extraña cuando el tabernero pregunto si su hijo estaba en casa, y si comería de aquel pan que tanto le había costado.
Al asegurarse de que así sería, se marcho. Mi padre lo probó un poco, termino de cenar y se marchó a dormir, el día siguiente sería un día duro, en el que necesitaría a su hijo en el mar, pues estaba elaborando una red de fondo, para atrapar más peces, y requería de dos personas.

A la mañana siguiente, fueron al muelle, desataron los cabos y marcharon hacia alta mar. Curiosamente, el tabernero estaba en el muelle con una gran sonrisa despidiéndose de ellos. Como si fueran sus mejores amigos de toda la vida. Pero se equivocaron. Estuvieron todo el día hasta casi entrada la noche pescando en grandes cantidades, hasta que, Sam Sammot cayó dentro del bote de espaldas, le pasaba algo raro, tenia convulsiones y empezaba a salirle espuma por la boca.

Apenas quedaba tiempo para que el sol se ocultase y saliera Oberon en el firmamento. Sam estaba mucho peor, su piel se había puesto azul y sus ojos en blanco. Pinasus estaba histérico, había perdido la calma e intentaba poner sentado a su padre, le intentaba dar agua pero no respondía ni sabía que podía hacer. Se acordó de que cuando él había tragado agua de mar y se estaba recuperando, el herbolario de la ciudad le había indicado agua de mar y unas hierbas también usadas en la cocina, que llevaba en su macuto. Mezcló bien, y el mejunje resultante, acabó metido a la fuerza en el gaznate de su padre. Maldito tabernero, había envenenado el pan, le deseó una muerte larga y dolorosa...

Ya había salido Oberon, y aunque Pinasus no era muy creyente, intento rezarle para que su padre se pusiera bien, y entonces ocurrió...
Oberon se resquebrajo y sus fragmentos se fueron separando, precipitándose en todas direcciones.

Pinasus se asustó e intento remar hasta tierra durante horas, pues sí algo había oído sobre el agua, es que si algo caía en ella generaba oleaje, y si ese algo era algo tan grande como una ciudad, la ola sería enorme y le conduciría a una muerte segura.

Fue al despuntar del alba cuando los fragmentos de Oberon empezaron a caer por todas partes, con tan mala suerte, que uno de ellos, del tamaño de un guijarro perforó el bote, y se empezó a llenar de agua. Pinasus remaba e iba sacando agua de vez en cuando para no inundarse, hasta trato de meter el dedo gordo del pie en el agujero para que no se colase tanta agua.

Casi empezaba a avistar tierra, pero la lluvia de fragmentos no cesaba, y otro de ellos del tamaño de un cubo de pescado, atravesó el pecho de su padre y el bote.
Pinasus no daba crédito, hace unos momentos su padre parecía estar consciente de nuevo, y ahora estaba salpicado de su sangre, intentó reaccionar, pero otro fragmento del tamaño de 6 casas impacto a menos de 30 metros, generando una ola de proporciones indescriptibles. Volcó el bote y a su único ocupante con vida. Pinasus se aferró a una tabla sobrante y se quedó inconsciente.

Despertó bien entrada la tarde en una playa blanca, no sabía dónde estaba, aunque hacía frío, mucho frío. Y había algo blanco que al contacto con sus pies descalzos, era muy gélido.
Vio montañas muy altas, y camino con los pies rojos hasta que cayó al suelo, muerto de frío.

Se despertó unos días después, asombrado de seguir con vida, e intento erguirse, aunque no pudo, pues estaba atado de pies y manos a un lecho de paja y madera.
Examinó el entorno y vio que estaba en ropa interior, sus cosas no estaban a la vista y olía a pescado podrido.
También vio que se encontraba en una especie de tienda al aire libre.

Se lamentó de todo lo que había pasado, de su padre, del miedo que le iba a tener al agua a partir de ahora, de no saber qué sería de él...

Una cuadrilla de hombres rudos y con aspecto de fieros entró de repente en la tienda que él ocupaba.
Le pusieron un número, y después de preguntarle que sabía hacer, le obligaron a cocinar para todo el campamento, así durante meses...
Sí..., él estaba en un campamento de bandidos esclavistas.

Una noche varios esclavos, planearon una fuga, se enteró de pura casualidad, pues justo había ido él solo, y no acompañado con un guardia como las anteriores veces, ya que estaban contemplando y toqueteando el nuevo botín, mientras bebían aguamiel, el botín eran cinco jóvenes hermosas del bosque verde, que habían capturado intentando huir de algo que él desconocía, pues alrededor del campamento había una empalizada de 12 brazos de altura y no se veía el exterior. Aunque de vez en cuando se oía algún que otro sonido gutural, al que no le dio mayor importancia.

El caso es que se reunieron al lado de la puerta norte, después de que los bandidos se hubieran confiado en que por la noche nadie se fugaría y después de "disfrutar" del botín, nadie estaba con ánimos de defender el campamento, excepto 2 o 3 que hacían guardia en las murallas del sur por si avistaban más "esclavos en progreso".

En el grupo que se encontraba, estaba el leñador que había contribuido aquel campamento, un guerrero que estaba medio loco, pues hablaba de muertos vivientes, arañas gigantes, y esqueletos arqueros..., y una señora que hacía las veces de agricultora y proporcionaba la comida al campamento.

El leñador abrió la puerta norte, dando hachazos sobre las cuerdas, y está, cayó estrepitosamente en el suelo, faltaban un par de horas antes del alba, pero eso no despertó a los borrachos bandidos, pero sí a los guardias del sur, que dieron la alarma e intentaban despertar a sus compañeros sin éxito alguno.

Mientras corrían hacía el norte, vieron como muchos seres entraban con cara de malas pulgas en el campamento, y pronto se empezaron a escuchar truenos sin nubes y gritos de agonía y desesperación.

Jamás Pinasus había corrido tanto en su vida, y por primera vez supo que el guerrero no estaba loco, que la caída de Oberon había desatado el caos en Aquilonia y que debían refugiarse en la ciudad más próxima, Gallarn, que según le habían contado, había resistido el impacto de los fragmentos de Oberon.

Paraban a descansar por el día, y corrían por la noche, tras varias jornadas, lograron avistar Gallarn, con suerte llegarían esa noche.

Solo quedaban Pinasus y el guerrero, el leñador y la agricultora, habían sido atravesados por las flechas de esos malditos esqueletos.

Casi estaban a punto de llegar..., casi, tan solo faltaban unos 50 metros, hasta que un ser de esos negro como el azabache, al que ninguno de ellos se había parapetado, se interpuso en su camino. El guerrero le miró a los ojos y la bestia puso cara de odio, y se abalanzo sobre él con un bloque de piedra en las manos, le golpeo la cabeza y las últimas palabras que llego a oír de sus labios antes de desaparecer fueron, "Corre, sálvate".

Primer día de llegada a Gallarn y libertad absoluta.

Tras muchos meses de sufrimiento, por fin he tenido un poco de buena suerte, o eso espero.

Lo primero que he averiguado tras visitar un poco la ciudad y la falta de habitantes, que supongo estarían trabajando fuera de la ciudad, una persona llamada Chris ha aparecido por la taberna en la que esperaba que viniera alguien.
Me ha contado que los habitantes de Gallarn se marchan, porque la ciudad está construida encima de un volcán y han empezado a salir pequeñas bolsas de lava.
Ahora que parecía que la fortuna me sonreía y podía empezar una vida sin salir al mundo exterior, tengo que volverme a marchar en unos días.

Mientras tanto he encontrado trabajo en la taberna, gracias al rumor de Chris de que buscaban cocinero, he conocido al tabernero que también es el rey de la ciudad!
Es increible, me ha aceptado como pescador por el momento, y he pescado 17 piezas, hacía tanto tiempo que no pescaba...

Estoy pasando la noche en .. una letrina *cara de asco*, no he encontrado alojamiento, pero menos da una piedra. Al menos no huele muy mal. Aunque hay algo debajo, en las alcantarillas, serán esas cosas otra vez, que miedo me dan.

Voy a dormir, parece que se ha puesto a llover, mañana será un día duro, eso si consigo salir a pescar un rato.

Segunda semana en Gallarn

*Resopla* Queda menos de una semana, los ciudadanos ya está haciendo los preparativos, parece ser que el dinero no va a tener valor allí, con lo cual será mejor que lo deje todo, aunque me llevaré al menos una moneda, como recuerdo..
Yo tengo todo preparado, 2 cañas, varios sedales, una moneda y lo que el Rey me mande llevar de la taberna, ya sea agua, comida, o lo que pueda hacer falta para todos.

Estas dos semana me han ido muy bien en la taberna, me nombraron cocinero, adoro cocinar para la gente, esa cara de felicidad que ponen cuando les gusta lo que he hecho, *suspira* me llena de satisfacción.
Últimamente he tenido que aprender recetas exclusivas de Gallarn, como tortillas y té. Me han pedido cerveza y whiskey, pero para eso haría falta un alambique, cosa que en la taberna no se dispone, y no he encontrado a alguien que tenga uno. De momento se han tenido que contentar con té, pero estaría bien preparar algo de alcohol para no pensar en lo que se nos avecina.

La verdad es que adoro mi trabajo, además se oyen cosas muy suculentas, ya se de donde nacen los rumores de las tabernas, *ay* el oído de tabernero puede llegar a ser muy peligroso para el ojo inexperto... menos mal que soy buena persona, y cualquier secreto que se revele cerca de mí, se irá a la tumba conmigo. *Sonríe*

Voy a seguir preparando tortillas para llevar al nuevo paradero... el desierto de Tallarn.

Semana 3

Hablo desde nuestra nueva morada asignada en las habitaciones superiores de la la nueva taberna.
En fin, empezaré a relatar las vivencias tres días antes de partir.

Me levanté como cada mañana después de tener un sueño muy tenebroso en el que todo era oscuridad, maldad y una única luz en forma de espada celestial que empuñaba un hombre para salvar a su pueblo. Enseguida me dí cuenta de que aquello era un mal presagio, y lamentablemente, no me equivoqué.

Al bajar a la cocina a seguir cocinando, empezaron los primeros problemas, el hielo de la nevera de la taberna, empezó a derretirse. La primera noche no dormí porque estuve achicando agua con un cubo de metal. Cocine muchisimo pescado, y varios panes. Después me encontré en la cocina con varios cocineros, que estaban enfermos y por eso no me había cruzado con ellos. Entre todos seguimos preparando comida durante el segundo día, en el que se fue derritiendo más hielo. Hubo un pequeño temblor de tierra y se desprendieron algunas rocas.



Enseguida las alcantarillas de la ciudad empezaron a emanar mucha calor, y un guardia se dio cuenta de que el agua se había secado. Al poco, esas alcantarillas se llenaron de lava.
Por suerte, el rey Neopoldo, mandó tapiarlas de inmediato, al igual que los baños públicos, de los que empezaron a salir malditos.

Esa noche conseguí dormir un rato largo, salvo cuando me sobresaltaba de la cama con breves pero intensos temblores.

Al día siguiente más de lo mismo, terminemos de cocinar todo lo que había en la nevera, en la cual ya no quedaba nada de hielo y nieve, y iniciamos el traslado de la comida hasta el gremio de agricultores para su posterior reparto.

A media tarde, comenzó a llover, la lluvía sin embargo no refrescaba, producía quemaduras, nos refugiemos en la taberna y arrastré a dos hombres que se habían quedado contemplando las nubes.

Cuando ya empezaba a anochecer los guardías salieron de la taberna a trompicones gritando emergencia urgente. A los pocos minutos vino un guardía preguntando por su majestad, le conseguimos sonsacar que nos estaban atacando, pero no los malditos, sino el ejercito escarlata con la catapulta, y lo peor es que seguía lloviendo.
Como no había llegado la hora de la cena, y los soldados se marcharon sin comer, me puse a cocinar rapidamente, me puse la capucha y salí corriendo hacia la puerta con la comida.
Me detuvo Heinrich, le pedí por favor que repartiera la comida entre los soldados y volví a la taberna.

Cuando ya comenzaba a amanecer, volvieron los soldados, un poco malheridos pero en buena forma, excepto la novia/mujer de Heinrich, que por lo que pude ver no se encontraba muy bien, no se que es lo que le puede pasar.

Entonces comenzó la ecatombe, allá donde había impactado la catapulta al lado de la puerta, empezó a fluir y a subir la lava, ¡NOS ESTABA CONDENANDO A MORIR CERRANDO EL ÚNICO PUNTO DE ESCAPE!

La gente estalló en colera, cada uno intentaba salvar lo que podía, e intentar repartir la comida fue un completo desastre, la gente empujaba por llevarse algo de comida y salir corriendo, yo fuí a la taberna y rebusque en los baules, todavía quedaba algo de pescado, así que cogí unos 100kg de pescado y salí de la ciudad con serias dificultades.

Una vez hubieron salido todos empezamos la marcha siguiendo al rey, y aunque no nos dimos cuenta al principio, un zombi había dejado inconsciente al hermano de Ealeni, Zorak, al que le había dado una de mis cañas, así que ayude a Ealeni a llevar alguna sandía para que ella pudiera llevar a su hermano.

Me quedé el último en el éxodo, pues pesaba tanto que tenía que parar cada veinte minutos, pero por mi testadurez conseguí llegar hasta el campamento, una cueva natural al inicio del desierto de Tallarn.

Pasemos la noche allí, que sorprendentemente fué muy fria, oí gritos, pero no les dí importancia ya que estaba muy adentro de la cueva donde me quedé dormido.

Al despertar y salir de la cueva, bebí en abundancia y emprendí la marcha, el último por supuesto. Sudemos y perdiamos agua a galones por nuestra piel, pero casí cuando anochecía, vislumbremos la ciudad de tallarn y su torre, tan maravillosa que a todos se nos renovaron las fuerzas e hicimos un último esfuerzo para llegar y asentarnos.

Encontremos la ciudad desertica, tanto de malditos como de ciudadanos, pero el rey empezó a designar lugares y responsabilidades.
Por ahora soy el pescador, y será mejor que empieze a pescar en el río que arrolla la ciudad, para alimentar a los ciudadanos, pues de los 100kg que traje de pescado, 10kg se consumieron por el camino, y 60kg se han pudrido por culpa del calor, con lo que muy poco se ha salvado, y no sé si los 30kg restantes seran buenos.

Semana 4 y 5

Estas dos últimas semanas han sido desastrosas...
Hasta que la cámara subterranea para conservar la comida estuvo terminada, yo fuí tirando pescado podrido y carne de maldito cada día, al canal de agua que atraviesa la ciudad, pensando que conducía a las alcantarillas. Hasta que un buen día, Malena y otro guardía hablaban de lo fácil que era matar a alguien y se me quedaron mirando como arrojaba el pescado.

Mientras iban a comprobarlo yo volví a las cocinas a por mi caña de pescar y salí en dirección al puerto, de repente empezaron a correr hacía mi espadas en mano, y salí corriendo hasta que el agua me impidio correr más. Tras suplicarles que no me mataran, me dijeron que ese agua iba al depósito de agua de la ciudad, con el que funcionaban todas las fuentes y del que bebían todos los ciudadanos.

Tras explicarles lo que había lanzado allí durante varias semanas, busqué a la doctora del pueblo, una tal Chrysalis para que analizara el agua del depósito, le pagué de mi bolsillo y le pedí por favor que me mantuviera informado, no quiero ver a ciudadanos enfermar o lo que es peor, convertirse en malditos.

He intentado hablar con el rey Neopoldo para asumir todas las responsabilidades de mis actos, así como todos los castigos, pero está muy ocupado con la ciudad y aunque le hable parece ausente.

No se que va a pasar, no se nada de la doctora, no se si hay alguien enfermo por mi culpa, solo sé, que no soportaré por más tiempo está presión.
Como muera alguien por mi culpa... yo... yo... tal vez me vaya al rio.. y deje de flotar...

Semana 6 y 7

Vaya, según esto, esta es la semana 8, la 6 y la 7 no puedo contarlas porque no las recuerdo todavía..

Voy a seguir escribiendo este diario de a bordo, parece que he hecho cosas malas, pero por lo menos se, que estaba arrepentido, tal vez por eso lo halla olvidado.
Según lo que me han contado voy a relatar los hechos.

Me desperté en la taberna de Tallarn, un chico vestido de rojo me estaba atendiendo, le pregunte por mi padre en Boria y si alguien me llevaría, pero todos me dijeron que estaba muy lejos de casa.

Liam, que así es como se llama, me llevó una noche a casa de un doctor llamado Ahar, el cual me dio un brebaje que curaba mi enfermedad, de malditos, del agua contaminada... cada uno decía que yo había enfermado de una cosa distinta. Después, volvimos a la taberna y me llevo a una habitación de empleados donde me acosté y dormi.



A media noche me levanté, salí de mi habitación para buscar unas letrinas y una araña del tamaño de un carro de bueyes me salto encima y me quede inconsciente. Mientras estaba tirado en el suelo, un señor muy raro pero muy buen tipo, mató a la araña y me devolvió a la mañana siguiente los objetos que había perdido, aparte de contarme la historia.

Por la mañana desperté con el cuerpo lleno de manchas rosadas y el pelo blanco, yo atribuyo estos cambios a la araña, por lo menos las picaduras, el pelo blanco no se porque fue, pero ya me lo han teñido y mi raíz ya vuelve a ser de color oscuro.

Empezé a recordar cosas, lo primero que me acordé fueron dos nombres, Malena y Chrysalis, y aunque solo recordaba los nombres, los simpaticos habitantes de Tallarn me informaron de que eran personas reales y me explicaron un poco que relación tenia yo con ellas. Se que tenía algo pendiente que hablar con Chrysalis pero no recorde el qué hasta que leí este diario.

Malena me contó, que la noche antes de que me despertara sin recordar nada, una horda de malditos entro en la ciudad, que nos refugiemos en la azotea de la taberna y que en un intento de ayudarla con la caña, un maldito me araño en un brazo. También que a la mañana siguiente ella me limpio y vendó la herida, la cicatriz está ahí, así que supongo que esta buena chica no miente, aparte de que es muy simpatica, le tengo que hacer un pastel de manzanas aver si le gusta.

También me previno sobre el hombre de rojo que me cuidó, Liam, que era muy mala persona y no me convenia mezclarme con él y sus amigos, uno de ellos ejecutado, desconozco el por qué.

Gracias a la cocina he recordado como llegue hasta Gallarn, y como mi padre murió sin que yo pudiera hacer nada, y también he recordado a ese maldito tabernero de Boria, que como lo coja..
He conocido a Elter, o lo he vuelto a conocer, me ha ayudado mucho a recuperar la memoria contandome la caida de Oberon, la vida en Gallarn, mi trabajo allí, el volcán, la lava y el viaje hacía el desierto de Tallarn. Me dolió tanto la cabeza de tantos recuerdos que volvieron, que me fui a dormir casi sin despedirme de él. Le debo mucho, a él también tengo que preparle un rico pastel *sonrie*.

Aunque halla recordado gran parte del viaje, mis conversaciones, mis amistades, sus nombres, me cuesta mucho recordarlos, espero que sea solo temporal y los recuerde pronto.

Cuando me levanté por la mañana encontré este diario, y asi recuerdo todo hasta hace dos semanas que no hay nada más escrito, algo me tuvo que pasar o algo que no quise escribir viendo mi mala suerte o mis malos accidentes, espero que no sea así y recupere pronto el resto de memoria.

Hablando de memoria, el doctor Ahar me dijo que viniera está semana a tomarme otra dosis de ese brebaje, espero que no se me vuelva a poner el pelo blanco, creo que tengo que preguntar por Loise Stark, me voy corriendo ya que me encuentro mejor, seguiré escribiendo.

Semana 8

Ya he conseguido recordar las dos semanas que tenia de vacío, hablando con los ciudadanos y visitando lugares, quedan algunos detalles pero no creo que me revelen gran cosa.

Lo que sí he recordado es que me pasó, para acabar en este estado. Bebí agua contaminada, probablemente y casi seguro contaminada por mí, y por ese extraño geiser que surte a la ciudad de agua potable, al cual nos han prohibido ir o acercarnos porque hay un maldito sobrevolando que escupe fuego, muchos apuntan a que sea un dragón, pero Malena me contó un mito que encaja a la perfección sobre que pueden ser, ella los llama "Caminantes de fuego". Después una noche, me levanté a comer algo y una araña enorme se me hecho encima, me dejo inconsciente y por su causa me salieron picaduras y el pelo se me volvio blanco. Despues de dos curas milagrosas de Ahar me siento en plena forma.

Mientras iba recordando han seguido ocurriendo cosas muy extrañas, ha nevado en el desierto, el río se ha congelado, los cultivos se han echado a perder y no podemos ir a pescar, ya que aunque abramos un agujero en el hielo, muchos peces están muertos debido al frio.



Un predicador vino a la ciudad y maldijo al administrador del rey por reírse de sus creencias, provocando una tempestad de nieve y posteriormente invocando al "Caminante de fuego" al que todos vimos y nos escondimos aterrorizados en la taberna. Era blanco, parecía un cuadrado, chillaba, y le colgaban unos tentáculos. En el centro, donde parecía estar la boca, lanzo una bola de fuego que impacto contra la nieve, derritiéndola.

Al cabo de unos segundos, desapareció.

Nos reunimos en la taberna, otro predicador nos obligo a orar a otro dios, no sé porque me involucran siempre en estos fregados, supongo que seré demasiado buena persona.

Cuando terminó de orar, dejo de nevar.

Después de días de reposo, comencé a cocinar, pues no sé donde se había metido Taess, y nadie había cocinado durante semanas, se habían ido comiendo lo que yo deje preparado.

Han contratado a otro tabernero, pero no sabe cocinar, me necesitan por allí de vez en cuando, pero me da un horario más flexible y puedo ir más a pescar, aunque cada vez más lejos.
Necesitaremos más habitaciones para los empleados de la taberna, Neopoldo estaba ampliando, espero que se acuerde de nosotros.

Me he cambiado de ropa, aquella estaba desgarrada, y esta nueva me sienta mejor *sonríe*

Estos días de reposo han venido mucho a verme, Malena, Elter, Heinrich, a todos ellos les debo mucho, pues aparte de ayudarme a recordar me han apoyado en momentos duros y aburridos.

Les estoy muy agradecido, a ver si consigo licuar cerveza y les invito, y para Malena, como está embarazada, un gran pastel de manzanas *sonríe*

Voy a ver si pesco algo, hasta la semana que viene diario.

Semana 9 y 10

Llevo estas dos semanas pescando, cocinando, atendiendo la barra, pescando, cocinando y atendiendo la barra, y siempre falta comida.

Por mucho que pesque se agota la comida, cuando no es la comida, es el carbón, cuando no es el carbón, son las cañas de pescar, pero lo que más me molesta, es que cuando intento hablar con el rey Neopoldo sobre los problemas en la taberna, me ignora, sale corriendo ó simplemente me suelta cosas sin sentido como que vaya a pescar más, o que ya se encarga el de traer carbón.

Y cuando por fin trae carbón, me trae dos piedras de carbón y pretenderá que cocine todo lo que he pescado en el día con eso…

Menos mal que se solucionar mis problemas, y acuerdo tratos con cazadores a cambio de comida cocinada, acuerdo tratos con mineros a cambio de un poco de plata y comida, y llevo materiales a los artesanos locales para que me fabriquen las cañas de pesca.



Llevo desde que lleguemos de Gallarn sin cobrar, y no me importa, yo estoy trabajando para la ciudad, para que no pasen hambre, incluso trabajando de noche, ayudando a los heridos a guardar cama, les doy de comer, les cambio los paños, aviso a médicos locales para que les curen y todos ellos muy agradecidos.
Mi compañero de trabajo, Bark Hean, se puso a llorar cuando le dije que se diera por pagado teniendo comida y alojamiento, claro, él se puso a trabajar ya aquí en Tallarn y el rey, como a todos sus trabajadores, le prometió pagarle una moneda de oro a la semana.

Y después de todo este esfuerzo, este sacrificio, va Neopoldo, abdica y encima contrata a un tabernero/cocinero nuevo, sin ningún impedimento, prometiéndole lo mismo que a Bark.
Yo no tengo nada en contra de el nuevo, el problema lo tengo con Neopoldo.

Encima de eso, un día le informé de que no quedaba comida ni carbón, y me echó una bronca que temblaron todos los pilares, diciéndome a gritos que qué había pasado con la comida, que hacía un rato había mucha, y me mandó a pescar de nuevo cuando ya casi caía el sol.

Encima vienen algunos mercenarios, pidiendo cuatro o seis oros en comida, les das lo equivalente, y te dicen que no es suficiente como para el oro que piensan pagar, y por supuesto, les tienes que dar más comida por miedo a que te rebanen con su espada.

Encima la abdicación del rey, y las elecciones del pueblo, nos han cogido a todos por sorpresa, seguramente halla una revuelta, pues quien es avaro de poder, luchará por alzarse sobre el resto.

Esto pinta muy mal, yo voy sazonando carne y guardándola en nuestro baúl comunitario de empleados de la taberna en la que solo hay dos camas y trabajamos cuatro o cinco personas, por si hay que huir de la ciudad.

Tendré que ir preparando mis pertrechos, no quiero que la lucha me alcance en el medio.
De todas formas, algo he oído de que muchas personas no están contentas con el rey, ni con esos mercenarios que juegan por la noche en la calle al pilla pilla, como un par de críos, tal vez preparen una partida a otro lugar mejor, tengo que informarme mejor y ser discreto, aparentar que no pasa nada.

*Se oyen pisadas y cierra el diario*

*Vuelve a abrir el diario*
Debería hablar sobre como rescatemos a Zorak entre Rocum y yo, cuando él casi se ahoga. La pelea por un malentendido entre Rocum y el Sr. Holman también debería escribirla, pero me basta con saber que al final se perdonaron y todos se pusieron buenos sin tardar mucho tiempo.

Volveré a escribir la semana que viene aver como siguen los acontecimientos.

- Pinasus

Semana 11

Los problemas acechan a la vuelta de cada esquina, hay mucha tensión y el menor estornudo puede causar el inicio de una guerra civil…

Así ha sido esta semana, tensa, con murmullos, con comportamientos muy extraños. He empezado a tener problemas con John, me llamo mentiroso porque le dije que no había carne, ya que estuve el día pescando y por la mañana no había..., se enfureció, lo vi en sus ojos y le tuvo que atender el nuevo, tengo que preguntarle su nombre...

Un día mientras estaba pescando, un poco más lejos estaba Zorak con ellos dos, los había llevado a una palmera y tenían un comportamiento muy extraño, saltando dentro y fuera del agua como si les quemara.



He hablado con Malena y me ha contado lo problemáticos que son estas dos personas y los quebraderos de cabeza que les están ocasionando, las extrañas espadas que poseen con un intenso color azul celeste, las insubordinaciones y un largo etcétera.

Me dan muy mala espina, de momento los intento tratar como si no supiera nada, pero el ambiente tenso se nota, tanto, que después de semanas sin cobrar el rey Neopoldo me ha pagado el salario de la semana, ya no le echo la culpa a él, está nervioso, lo entiendo, y entiendo también que no pueda encargarse de todo, pero es como dicen los ciudadanos, vive un poco en el mundo de la piruleta y las fiestas, cuando no estamos como para dar saltos de alegría.

Otro día que salí de pesca con Zorak le comenté mis remordimientos y preocupaciones acerca del estado general de la ciudad, el opta como yo por una solución pacífica entre mercenarios y ciudadanos, pero él cree que huir a un asentamiento, no es una opción.

También me ha contado alguno de sus secretos que prefiero no revelar pues hay implicadas terceras personas y no estoy seguro de poder proteger siempre este diario para que no salga a la luz, con lo cual va a ser otra pesada carga unida a las que ya soporto...

Hablando con Zorak, ha salido el tema de amores, y le he contado que yo no tengo problemas, mi futura esposa se quedó en Boria antes de partir de allí, antes de la caída de Oberon, solo espero que esté bien y que algún día pueda comprobarlo con mis propios ojos, aunque ya he perdido la llama, no me gustaría perderla como amiga, la valoro mucho.

Dejando un poco el tema de lado, la taberna va viento en popa, le pedí a Ealeni que cultivara trigo y se lo pagaría tanto en comida, que es lo más importante, como en algunas monedas.

Además desde que se derritió parte del rio, muchos peces han vuelto a la vida y pican muchos en los anzuelos, con lo que hambre por el momento no vamos a pasar.

Lo malo es que mucha gente se queja por los precios, claro, yo tengo los precios de Gallarn pero se quejan de que están muy altos, tal vez debería cambiarlos, tendré que valorar cuánto gastamos y ponerlos a un precio con ganancias, pero más ajustado.

Cada noche van viniendo heridos a la enfermería, necesitaríamos más camas para que reposen allí durante días, pero bueno, los que están, están bien atendidos *sonríe*

Casi se me olvida, la semana pasada descubrí por fin como hacer cerveza y como le prometí a Elter, la primera era para él, tal vez sea novato pero creo que gaste demasiado trigo en elaborar un litro de cerveza, igual si la mezclo con agua una vez finalizada tenga dos o tres más suaves.

Mi nuevo paso en la cocina será como destilar whiskey, estoy ya trabajando en ello pero igual necesito azúcar, no lo sé, pero lo descubriré seguro.

Tengo que hablar con algún escritor para que redacte las recetas que conozco, no sea cosa que se me olviden, y así ayudar a generaciones futuras de cocineros.

Cierro ya el diario hasta la semana que viene, a ver como sigue el curso del rio, y no se desborda en una catarata como creo que va a ser.

- Pinasus

Semana 12 - La semana más extraña de mi vida

Esta semana ha sido un caos. En primer lugar, estoy muy preocupado por Malena, no quiere comer nada, lleva días así, el poco rato que hablé con ella al principio me dijo que me largará.
Poco después cuando ya estaba algo más calmada hablé otra vez con ella, me explicó que está cabreada con los dos mercenarios de siempre, que ya no merecen ni que los nombre, y que a la próxima vez que le hicieran cualquier cosa que le sentara mal, se marcharía para siempre, o de la ciudad, o del mundo...

Le contesté al principio que si hacía falta yo envenenaba a esos dos con la comida y fin del problema, y me dijo que no, que yo viviera, que siguiera a lo mío, que se iría ella y ya estaba.
Me preocupe aún más y le dije que si ella se iba de esta ciudad o de este mundo, me marcharía con ella, antes por supuesto habiendo matado a esos dos aunque no supiera como exactamente...



Me salió del corazón cuando le dije que no cometiera una locura, que pensará como se sentirían sus familiares, sus amigos si a ella le pasara algo, y aunque no ha vuelto a comer en mi presencia por lo menos, espero haberle quitado esa idea de abandonarnos a todos de la cabeza.

Yo... me sentiría muy mal si la perdiera, no es que este prendado de ella, es que realmente, si no fuera por ella, yo hace mucho tiempo que no estaría en este mundo, pues me ha enseñado a ser valiente, a no hacer caso de todo lo que me dicen, me ha protegido de muchos que se han intentado aprovechar de mi y de otros, para mí, es mi mejor amiga y no puedo, ni voy a permitir perderla. Espero que reaccione y vuelva a ser la Malena enérgica, comprensiva, cariñosa y simpática, oculta bajo una capa de frialdad, implacable y un poco de mala uva, que yo conozco *suspira con esperanza*

Por cierto, me han invitado Heinrich y Malena a su boda secreta, espero que vayan mejor las cosas y acabé bien la cosa *sonrie*


Hablando de la taberna, vino Loise Stark a encargarme un pedido para su boda de 9 panes, 16 pescados y 2 whiskys, el cual me costó prepararlo todo el día, y al final le tuve que encargar a Elter repartírselo porque había llegado la noche y al día siguiente era la celebración.


Aprendí a destilar whiskey, no era tan difícil, se parece a la cerveza pero cambia un ingrediente a la hora de destilarlo.

Al final fui invitado a la boda, esa noche me hice un traje con la colcha de la cama de Taess, espero que no se enfade mucho *ríe*
Pues aunque tardaron un poco en aparecer los novios, al final llegaron y celebraron la ceremonia en el jardín de la universidad, y mientras tanto aparecieron unos mercenarios con armadura un tanto extraños a escuchar, supuse que eran familiares que habían venido de muy lejos y no habían tenido tiempo para cambiarse... aunque supuse mal.

Cuando Neopoldo le pregunto a Loise para finalizar si quería casarse con Subhi, está, salió corriendo de improviso y nos quedemos todos en shock, menos los mercenarios últimos.

Se fueron corriendo tras ella y yo creo que la acabaron secuestrando, porque cuando nos asomemos a la puerta de la ciudad, dijeron algo de "por Jantia" y comenzaron a disparar flechas, una casi me da.

El rey organizo partidas de búsqueda, incluso yo salí con Zorak hacia el oeste y nos encontremos una torre de agua llamada geiser, pero ni rastro de Loise.

Siento lástima por Zorak, él ... la quería, fue el secreto que me reveló una semana antes, ahora ya sin importancia, pero seguiré sin divulgarlo, sería muy malo para Subhi y ya está bastante afectado como para contarle que iban tras la que iba a ser su mujer...


En fin diario mío, no sé cómo va a terminar esto, pero aunque no soy vidente, auguro un mal futuro para mí y para la ciudad.

*Cierra el diario*

Semana 13 - Semana de las NO despedidas

No sabía que la noche fuera tan dura lejos de la protección de la ciudad... he conseguido refugiarme en un tronco hueco tan estrecho que ni las arañas pueden entrar y si no hago ruido no me llegan a encontrar.

Llevó un par de días huido de Tallarn, le digo huido, porque me fui con las primeras luces del alba sin toparme con nadie, únicamente habiendo dejado una nota en la taberna explicando que me iba a Boria a comprobar con mis propios ojos la información que me facilitó un refugiado.

No puedo creer que Ninsa esté muerta, el refugiado que al parecer me conocía de Boria, me contó que había visto su tumba, y que la ciudad fue asediada por los malditos hace ya mucho tiempo, pero que se había visto obligado a marchar por extraños sucesos, no me quiso indicar que había sucedido, pero no creo que tarde en averiguarlo, apenas acabo de empezar, y aun me faltan un par de meses de camino hasta llegar allí.



Lo que más pena me da es no haberme despedido de nadie, me habría gustado enseñar a Dalbier a elaborar cerveza y whiskey, pero la noche que lo intenté, él estaba muy cansado y se fue a dormir enseguida. Y tampoco le expliqué los tratos en activo que había... pero es un chico listo, estoy seguro de que será capaz en mi ausencia de llevar la taberna tan bien como lleva ese pincel suyo.

También me habría gustado despedirme de Zorak y Ealeni, de Malena y Heinrich, que espero que mi abrupta salida no les cause el menor problema para poder casarse, del simpático y siempre atento Elter, el Sr. Holman, que espero que esos guardias no le hayan causado el menor daño, del encantador administrador del rey Rysio y su dependencia por el alcohol, del bueno del minero que proveía carbón a la taberna, en fin, que los echaré de menos a todos, pero espero poder volver pronto.

Al que tenía que haber avisado es al Rey Neopoldo, pero me pareció que con haber dejado una nota en la taberna era más que suficiente, y tampoco creo que él me eche de menos.

Y aunque volveré de Boria cargado con dolor o alegría, lo que estoy seguro es de que volveré a realizar el camino de vuelta, si las circunstancias y los malditos me lo permiten.

Espero que Dalbier no eche en falta veinte pescados que cargué en mi zurrón, junto a una caña de pescar y algo de carbón para el viaje.

Ruego y espero que no les pase nada en mi ausencia y volver a encontrarlos mejor de lo que los he abandonado durante un largo tiempo...

Será mejor que cierre el diario, tal vez vuelva a escribir más adelante, igual cuando llegue a Boria, pues el camino hasta allí va a ser muy duro y prefiero conservar las fuerzas para repartir garrotazos a cualquier maldito que se me acerque y no me deje escapatoria..

**cierra el diario**

Semana 14-21

Llevo más de un mes fuera y solo hace un día que llegué a las afueras de la ciudad amuralla de Boria, y ya he salido de allí, todo lo rápido que me permiten mis piernas y el recuerdo del camino de vuelta a Tallarn.

El primer día, al alba, descendí por la colina, y llegué a los portones de la ciudad, que curiosamente se abrieron a mi llegada. Esperé largo rato a que algún guardia se acercará a preguntarme el motivo de mi visita, pero no apareció nadie, y tras dudarlo, cruce el umbral.

Al ver que no pasaba nada, ni se acercó nadie, anduve mi camino a través de la ciudad para llegar al cementerio.

Me sorprendió el estado de la ciudad, tan cuidado, todo en su sitio, como si el tiempo no hubiera pasado, lo único que denotaba que la ciudad parecía haber sido abandonada hace tiempo, fueron las enredaderas que se extendían en las casas creando un efecto fantasmagórico, las flores silvestres que se extendían por cualquier espacio con un poco de tierra y luz, y los pájaros, de multitud de colores vivos, que silbaban sus melodías mientras cuidando de sus crías.



Al pasar por delante de un almacén, me colé por la puerta entreabierta para comprar algunas provisiones, pues llevaba tiempo pescando y quería comer algo de carne, ya que mis intentos de cazar algo, habían sido en vano. Lo que encontré al cruzar el umbral me dejo sin aliento, un maldito de esos con arco estaba dentro, por suerte no me vio y conseguí salir despacio hasta donde el sol iluminaba hasta el más oscuro hoyo.

Aunque me habría gustado comprar carne, no me atreví a volver a entrar y me dirigí hacía el cementerio.

Cuando llegué allí sin más inconvenientes, busqué hasta que el astro rey estaba en lo alto y me detuve a comer pescado y algo que me quedaba de pan duro.

Continué buscando hasta que me tope por casualidad, allí estaba, su nombre grabado... Ninsa...

No pude, ni quise, impedir el aluvión de lágrimas que corrían por mi mejilla durante un buen rato, tanto que el sol comenzaba a descender por al horizonte, y apenas quedaban dos horas de luz. Estuve de acuerdo conmigo mismo, en que lo mejor sería regresar al bosque durante la noche, pues no me fiaba de mi ciudad.

Me encaminé hacia la puerta principal de la ciudad y cuando me estaba acercando, bajó el rastrillo de hierro macizo y los portones se cerraron de golpe. Con el corazón latiendo como un caballo al galope, decidí a toda prisa que sería mejor salir de la ciudad mañana, pues hoy me era imposible llegar a otra puerta, eché a correr hacía la taberna de mi juventud, a comprobar si había alguien allí y a guarecerme de la fría y peligrosa noche.

Cuando llegué a su interior, apenas quedaban unos minutos de luz, y me puse a rebuscar alguna antorcha, y cuando por fin la prendí, busqué alguna habitación en la que esconderme. En el suelo había pisadas de todo tipo y temblé de terror, me dirigí hacia las cocinas y descubrí que la trampilla que llevaba al sótano estaba llena de polvo, y me deslice dentro. Era pequeño y estaba lleno de polvo, pero por lo menos estaba vacío y en los baúles había comida suficiente como para mantener a un ejército de cinco mil hombres durante dos o tres meses. Cogí mi garrote y atranque la trampilla por dentro preventivamente.

Apague la antorcha y me tumbé en el suelo, envuelto con la colcha que me sobró de la cama de Taess, al hacer el traje para la boda de Loise...

En medio de mis recuerdos de Tallarn, me interrumpieron unos chillidos estridentes de la planta baja de la taberna, eran los malditos estaba seguro, me levanté y me arrincone entre dos baúles. De pronto se oyeron golpes en la trampilla e intentos de abrirla, y con un chillido que asustaría hasta al más valiente, se hizo el silencio y conseguí dormir, aunque con el sueño intranquilo.

Cuando desperté, el sol se colaba por las rendijas de la trampilla, subí la escalera y cogí el garrote, levanté un poco la trampilla y esperé para escuchar. Al no oír nada, salí de mi escondite y me aseguré que no había nadie en la planta baja de la taberna ni en la calle.

Atranqué la puerta que conducía a la planta superior y descendí al sótano, recogí mis enseres, metí tanta comida como cupo en mi morral, y salí de la taberna.

El sol estaba en lo alto, era mediodía, había dormido un montón, como siempre, me regañe. Había decidido a mi hogar, a mi verdadero hogar, aquél donde estaban las personas que me importaban, volvía a Tallarn.

Me acerque a la puerta principal, la que estaba en dirección noreste y para mi mala suerte, permanecía cerrada. Me atreví a subir por la muralla hasta el control de la puerta y la levanté poco a poco con las poleas, la atranque y descendí la escalera. Al llegar abajo, me dispuse a cruzar la puerta y está, se cerró de golpe, tal como ocurrió por la tarde pasada.

Curioso y aterrado, me separé de la puerta para poder observar arriba, y vi aquel maldito que estaba en el campamento de esclavos, verde, me miró con su cara de locura y su boca torcida, con una mueca de disgusto eterno y estalló.

Todo el control de la puerta había sido volado, ahora si que no podía salir por ahí, y un mal presentimiento me recorrió la nuca, pues imaginé que eso me ocurría en todas las puertas y no podría salir de la ciudad.

Volví a subir por la muralla, para ver si había algún agujero, o canal, que conectará un lado con el otro; sin embargo, descubrí una enredadera lo suficientemente gruesa como para poder descender por ella y bajé, aunque me arañe un brazo con sus espinas y caí de espaldas cuando ya casi había llegado al suelo.

Me levanté riéndome a carcajadas, por lo menos había conseguido salir de la ciudad con un solo arañazo tonto, y entonces vi por encima de mí, en la muralla, un monstruo negro, con unos ojos púrpuras en los que se perdía la conciencia de la realidad, con la boca abierta chillando enfurecido, sosteniendo una viga de madera entre los brazos y desapareció de repente, dejando un rastro de puntos púrpuras.

Salí corriendo por piernas hasta llegar al bosquecillo, y allí descanse un rato para comer, aunque apenas tenía hambre. No quería estar allí más tiempo del necesario, así que recogí rápidamente mi campamento fugaz, y partí de vuelta hacía Tallarn, como alma que lleva el demonio.

Espero llegar pronto, voy a darme más prisa ahora que ya conozco el camino, y no voy a perder el tiempo, pues temo que ese maldito negro se abalance sobre mí.

En mi huida, he perdido las cañas de pescar, solo espero tener agua y comida suficiente para llegar a Tallarn, sano y salvo.

Está claro que cuando llegué allí, voy a pedir a Elter o a Malena que me enseñen a manejar una espada o al menos una alabarda, pues no quisiera toparme con ese monstruo a solas, sin protección alguna.

Espero volver a escribir pronto y no esperar hasta llegar a Tallarn.

- Pinasus Sammot (Último visitante vivo de la ciudad de Boria)

*cierra el diario y lo guarda en su morral*

Semana 25

Estoy muy cerca, ya casi puedo sentir el calor atenazador del desierto de Tallarn.
Tengo muchas ganas de ver a mis amigos, comprobar muchas cosas, y por supuesto, servirles el mejor pescado cocinado con especias que traigo de los bosques de Boria.

Desde que partí hace algunas semanas, no me he vuelto a encontrar con ese odioso "maldito negro", y doy gracias por ello, pues su solo recuerdo me pone los pelos de punta.

He recorrido gran distancia en poco tiempo debido a que ya conocía el camino, tenía que evitar un encuentro desafortunado y porque la comida de Boria, me ha dejado mejor sabor de boca. Más aun, sabiendo que el tabernero responsable en parte de la muerte de mi padre ha desaparecido del mundo. Y aunque lamento mucho la perdida de mi querida Ninsa, no soy hombre de anclarse en el pasado, más, cuando me he liberado de una carga que oprimía mi conciencia.

Ahora sí me siento libre de mi vida y podré servir y ayudar mejor a los demás, aunque estos se nieguen a recibir mi ayuda *sonríe*

Con un poco de suerte en unos días estaré de vuelta en Tallarn, con muchas especias para la comida, y muchas experiencias que, aunque prefiero no revivirlas, no creo que me mate el compartirlas con quien me pregunte.

Espero llegar pronto, mi corazón late de alegría al estar tan cerca de mi verdadero hogar.

Semana .. desconocida

He perdido el rumbo de mi vida, últimamente no se qué hacer, estas cicatrices me están matando, si me muevo un poco, rozan con la ropa y me produce un dolor que me deja inválido durante unos minutos, tal vez horas, según lo profundo que llegue a ser el dolor.

Llegué a la ciudad hace unas semanas, después de mi largo viaje a Boria, y me reuní con Liam y Elter en la taberna para ir relatándoles mi viaje, el cual, escuchaban entusiasmados.

Mientras me ponían al tanto de los sucesos acaecidos en mi ausencia, nombraron que habían capturado un campamento, y que lo habían puesto bajo el mando de John Turner.
Mi cara mostró una mueca de frustración y rabia, y solté algún que otro improperio en su hombría. No pasaron más de dos segundos cuando él, cruzo la puerta de la taberna y nos amenazó a Liam y a mí con que vigiláramos nuestras lenguas, como si se creyera el amo del mundo, nos defendimos incluso con alguna amenaza para meterle miedo, como que vigilará lo que come, se enfado, nos miró con malas pulgas y se largo en dirección a su casa.



Me sorprendió que nos oyera, pues hablábamos en voz baja y la ventana en la que estábamos, daba a una habitación contigua de la taberna, este hombre debe tener el oído más fino que el de una vieja.

No le di mayor importancia al asunto, hasta un par de días más tarde, cuando me encontré con Zorak al lado del canal de agua que cruza la ciudad y nos quedemos charlando largo rato.
Al poco apareció Nihl, el cual se puso a hablar también con Zorak y otro hombre, y también apareció Brunner y John Turner, que no cruzo con nadie ni una sola palabra.

Como me pareció de mala educación escuchar conversaciones ajenas y no había terminado de hablar con Zorak, me acerqué hasta el puente que cruza el canal y me quede apoyado en sus muros, rememorando el viaje.

Cuando Nihl se marchó en dirección a la taberna, me empujo sin querer, quiero creer que fue así, el caso es que también se fue Brunner y también me empujo un poco sin querer, aunque dos casualidades en tan corto espacio de tiempo, me pareció extraño y un escalofrío me recorrió la cicatriz de la espalda.

Quedaban John, Zorak y el otro hombre, ellos dos hablando y John escuchando, aunque no tardó mucho en aburrirse, se puso el casco y se fue en mi dirección, me dio un pequeño empujón, y marchó hacia la parte posterior de la taberna.
Acto seguido dio la vuelta por la pasarela que cruza el canal y volvió hacía el puente, paso al lado y otro pequeño empujón, esta vez me agarre al grueso muro del puente, y puso cara de frustración. Así repitió varias veces el proceso, hasta que se cansó de que me agarrará al muro, me dio un puñetazo y caí al agua del canal.

Al salir del agua, la sangre me hirvió como nunca antes me había ocurrido, la ropa casi se seca mientras andaba hacia la pasarela para salir del canal. John estaba en la puerta posterior de la taberna, con una sonrisa curva en los labios, perdí el control de mi cuerpo y le asesté varios puñetazos en la coraza. Los nudillos me sangraban, el me devolvía los puñetazos con los guanteletes de acero y al ver como no me detenía, sacó la espada de mercenario y me asesto varios cortes, y finalmente, con un golpe de la empuñadura en la cabeza, perdí el conocimiento.

Varias semanas más tarde desperté en la taberna de Tallarn, vendado, entablillado el brazo izquierdo y con las heridas en cataplasma. Aturdido, salí al alba con comida para varias semanas, partí hacia el bosque más cercano al oeste. Encontré un árbol hueco lo suficientemente grande como para permanecer de pie y estar tumbado, busqué una corteza de algún árbol próximo y cerré la entrada para evitar a los malditos.

Ahí he estado semanas meditando sobre mis acciones, sobre mi presente y mi futuro, decidiendo que debería hacer, si debería buscar alguna otra población en la que empezar de cero, quedarme donde estaba o simplemente dejarme morir en algún paraje remoto del desierto.

Hace dos días, sin saber cómo, he aparecido en la taberna de Tallarn, no recuerdo como he llegado ahí, probablemente alguien me encontró en el árbol y me trajo de vuelta. Otra vez han tomado una decisión por mí, estoy harto de esta situación.

Para variar, me he enterado que Turner ha atacado a otro ciudadano con una flecha, y lo que es peor, que aun habiendo testigos, ha quedado impune. Con esto me fuerza a odiarlo más todavía. Al menos me ha ocurrido algo bueno, gente, muy buena gente, ha venido a preguntarme como estaba, alguno como Dalbier, me consideraba muerto.

Por lo menos he conseguido hablar con Malena, la echaba de menos, tanto tiempo...
Es agradable hablar con una amiga, aunque esté enfadada con Turner por sus agresiones, y aunque sé que se preocupa, no lo hace solamente por mí. Lo malo es que a ella y a Heinrich les consideran mala gente, cuando no es así, y eso se da cuenta uno en cuanto habla con ellos.

Por suerte o por desgracia, he conocido a Auristella, su hija, lo único malo que la he conocido cuando un montón de mocos blancos voladores escupe fuego, han arrasado gran parte de la ciudad, y mientras ellos dos los mataban, Heinrich me ha encargado que la cuidara.

Se me ha hecho extraño sostener a un bebe en brazos, pero es tan adorable y me inspira tanta confianza, que por un momento, he olvidado mi odio hacia Turner y su cuadrilla.

Me ha golpeado un poco la explosión de una bola de fuego de esos monstruos, cuando ha impactado contra la puerta de la taberna, pero no nos ha pasado nada, simplemente me pitan un poco los oídos, aunque eso tal vez se deba a que me estén poniendo verde en algún rincón de Aquilón.

Debó empezar a guardar mejor el diario, puesto que creo que Turner lo ha leído, sabía cosas de mí que solo he revelado en este diario, y eso me preocupa, pues esté es mi único medio viable de exponer todo lo que pienso con total libertad.

A partir de ahora voy a guardarlo debajo de la losa de piedra de la pata derecha del fondo del catre de la habitación de empleados de la taberna, pues creo que aún trabajo aquí, al menos mis cosas están en el baúl todavía.

Y también estoy algo paranoico, pues desde que Turner me escucho a tanta distancia y con tan gruesos muros, pienso que escucha todo lo que digo, incluso no me extrañaría que supiera hasta lo que estoy pensando, pues si es así, espero que le esté gustando como muere en la horca.

*Cierra el diario y lo guarda donde ha mencionado*


Semana 32


Me pasé el principio de la semana vagando de un lado para otro sin saber que iba a hacer, dormitando por las esquinas de la ciudad, vagaba por el templo de Tallar, paseaba entre los jardines de la universidad, mirando a los congregados en el ayuntamiento desde el banco...

También miraba como personas saltaban de la muralla al techo del ayuntamiento, y de ahí, al suelo como si fueran cabras montesas.

Estaba concentrado en mis pensamientos mirando la fuente del patio de la universidad, cuando escuche una conversación que se estaba desarrollando en el centro de la plaza.
Por el reflejo del agua, vi de soslayo a Malena con Brunner discutiendo por no sé que, algo de una flecha que había alcanzado a alguien, y aunque Brunner lo negaba todo, ella no le quito el ojo de encima, hasta que vino el que saltaba desde la muralla al ayuntamiento y le dijo a Malena que si tenía pruebas de ello, que con él testimonio no valía y se fueron.


Malena no les perdía ojo, y teniendo malos presentimientos, decidí seguirles, total, tampoco tenía nada que hacer ahora que ya no trabajaba en la taberna, debido a mis ausencias, y a que siempre estoy indispuesto...

El caso es que seguí a Malena por dentro de la ciudad, y Brunner la intentaba esquivar en cada recodo, y cansado de tanto intentarlo, se fue por la puerta oriental, y Malena le lanzo con su arco, algunas flechas de aviso al mismo tiempo que le gritaba que esa era su advertencia.

Yo me metí en la plaza rápido, no me gustaba el aspecto que estaba tomando el cielo, y vi al que saltaba por los tejados cerca del mecanismo de la puerta, y cuando ya se acercaba Malena por fuera para entrar a la ciudad, ese hombre, descorrió los nudos y el rastrillo cayó cerrándose estrepitosamente.

Malena se enfureció, y me pidió a gritos que abriera la puerta, mientras intentaba averiguar cómo funcionaba, vino Alonso, y subió las poleas.

Malena se puso a buscar a aquel hombre, hasta llegar a casa de John Turner, no sé porque tengo la sensación que todo lo malo ocurre siempre en casa de ese hombre y sus allegados.

Deje a Malena aporreando la puerta y me encamine hacia la taberna, cuando alguien, que estaba subido por alguna razón en el tejado de la misma, grito que Malena había atacado a alguien en el muelle, me di la vuelta y miré como el hombre saltarín, saltaba por encima de la muralla desde el tejado de la casa de Turner, hiriéndose al caer al suelo, menos mal, pensaba que estaba hecho de caucho y que las alturas no le ocasionaban problemas, sin embargo, echó a correr hasta el agua, la cruzó nadando, y después siguió corriendo hacia el oeste como alma que lleva el diablo. Por lo que me enteré después, Malena llego a herirle con alguna flecha y se llevó algo más que una caída.

Al cabo de pocos minutos sobrevoló la ciudad una tempestad de nieve con muchos rayos y retruécanos, y fuimos a guarecernos a la taberna.

Allí vi a Auristella, que cada día que pasa se parece más a sus padres. Luego llegó Zorak, estuvimos hablando largo rato, le expliqué que ya no trabajaba en la taberna y que no sabía cómo iba a ganarme la vida, el me dijo que podríamos ir a pescar y así tendría oportunidad de relatarle mi viaje a Boria. Cuando le contesté que había perdido la caña, y que el dinero que tenía ahorrado lo perdí en mi encuentro con Turner, me regaló una caña. Me alegré tanto...

Después le pregunté a Dalbier si podría traerle pescado, y si podría cocinarme él o yo a cambio de dejarle buena parte de las piezas que capturara. Me dijo que sí, y que ahora pagaban a una moneda de plata cada pieza, me animé mucho pero cuando le dije que prefería comida ya que no podía trabajar allí, me dio con disimulo un pescado a la plancha con guarnición de patatas y salsa de almendras machacadas, y un par de galletas de chocolate... *caen unas gotas sobre el papel* hacía tanto tiempo que no las probaba... y que gesto tan noble por parte de Dalbier cuando yo pienso lo mal que me comporte alguna vez dándole algún cachete cuando no debería haberlo hecho... menos mal que en esas ocasiones me disculpe, aunque no dejará de sentarme mal mi comportamiento, el no había hecho nada para merecerse tal tormento.

Al menos me dejaron coger mis cosas del baúl del personal de la taberna, que consisten en un abrigo de piel con el que me acogieron en Gallarn a mi llegada y el diario que estaba guardado debajo de la losa... ahora tengo que llevarlo conmigo siempre, guarecido por debajo de los pantalones.

*cierra el diario y lo guarda no sin antes olfatear un olor un poco desagradable que proviene del diario* 


Semana 33-35


Ya hacía tiempo que no escribía y lo hago justo hoy, al lado del río, con un sol de justicia. Los hechos acaecidos han minado mi moral y me sentí perdido, sin motivo alguno para seguir vivo. Ya cuando leí en el tablón de la ciudad que nadie podía dormir en los gremios, ni en la taberna sino era en una habitación, el mundo se me cayó encima.

Estaba compadeciéndome en la taberna, cuando entró Ahar, me dijo que no podía verme así, y me ofreció trabajar como cargador, cocinero y vendedor, en el gremio de los mineros. No pagan mucho, pero el dinero no es lo importante para mí, por lo menos hasta hace poco no, ahora no sé cómo voy a pagar la habitación de la taberna y a la vez ahorrar para comprarme un espacio diminuto, en esa barriada baja de las casitas.
Casi tengo decidido que prefiero dormir fuera de la ciudad, a la espera de que algún maldito me hinque el diente y así olvidarme de todo problema.


Al menos de día puedo ser feliz, vuelvo a cocinar para alguien, y puedo usar las especias que traje del bosque verde, aunque tal vez acompañe a los leñadores al bosque cercano a por algunas más.

Mientras tanto, en el gremio de mineros me han ofrecido multitud de cañas, y la posibilidad de vender el excedente de peces que pesque a la taberna, sacándome una propina con la que mantenerme a flote. Y también me ha permitido cocinar para Heinrich y Malena sin coste alguno, que alegría, lástima que no posean una vaca en el gremio para ofrecerles leche para Auristella, tal vez si se lo pido a Ealeni o a Dalbier...

Aparte de eso, me he pasado estas dos últimas semanas pescando en el río, sin mucho éxito, pero casi no se me ha visto por la ciudad.

*se ven marcas de agua en el papel* Lástima, casi atrapo una lubina, adiós a otra de las cañas...
No tengo intención de participar en el festival de la salvación que está anunciado en el panel de la ciudad, posiblemente me pase el día pescando, no estoy para celebrar nada...

*cierra el diario de improviso*


Semana desconocida


Estimado diario.. eres lo único que me queda en este mundo... pero será mejor que redacte los acontecimientos, por si alguna vez... vuelve alguien a por mi... y sigo con vida...

Las semanas transcurrieron con una cierta tranquilidad, pero el ambiente se mascaba tenso, nadie me prestó atención en el transcurso de esas semanas, aunque tampoco di motivos para que se fijaran en mí, estaba intentando pasar inadvertido, pues me preocupaba no haber vuelto a Malena y me encontraba bastante melancólico...

El caso es que una mañana hubo movimiento en la ciudad, me dispuse a levantarme del camastro cuando algo, me golpeó la cabeza y quede inconsciente.



Cuando desperté, Oberon gobernaba el firmamento, al no poder dormir y tener un gran dolor de cabeza, bajé hasta el sótano de la taberna de Tallarn a por algo frío para aliviarme un poco.

Encontré los arcones de comida vacíos... el cansancio se apoderó de mi, y caminé hasta la habitación de empleados de la taberna a dormir un poco.

Desperté al alba, con el corazón latiéndome con fuerza todavía en la sien. Bajé a la taberna, pues pensaba que todo había sido un mal sueño. No encontré a nadie, salí a la calle y empecé a buscar por todas las casas, en la universidad, incluso me atreví a entrar a la torre de Tallarn.

Cuando subí a lo alto, observé el panorama, la ciudad estaba desierta, los campos yermos, y no se veía a nadie. Descendí apesadumbrado, y me puse a buscar en todos los baúles que encontré, estaban casi todos vacios, pocos enseres quedaban de los habitantes de Tallarn, aquellos que una vez fueron amigos, conocidos, o incluso alguna que otra enemistad.

Así que regresé a la taberna a por mí caña y salí a pescar. Llevo viviendo de pescado durante casi dos semanas, y no aparece nadie. No creo que aguante mucho tiempo, por las noches hordas de malditos penetran en la ciudadela, al menos consigo cerrar o atrancar todas las puertas de las viviendas a cal y canto para que no entren...

Si pudiera me marcharía muy lejos de aquí, pero me da miedo salir fuera de la ciudad y explorar, tal vez mi destino sea morir aquí...

En fin, si alguien alguna vez lee esto, que sepa lo siguiente, pase lo que pase, no seas tan cobarde como yo, si tienes una oportunidad, por mínima que sea, aprovéchala, mientras tengas esperanza y fuerza de voluntad, y creas que existe algo mejor que tu situación actual, hazlo, no lo pienses, o te lamentarás como yo lo estoy haciendo, hasta el resto de tu existencia.

**se escuchan crujidos y golpes en la puerta inferior de la taberna**

Mi hora ha llegado, más tarde o más temprano tenía que llegar, se me agota el tiempo y mis únicos pensamientos se centran en que Malena esté bien, esté donde esté, y su hija Auristella, se encuentre en buenas manos...

**se oyen golpes y gritos desgarradores desde el otro lado de la puerta de la habitación**
Al final.. el demonio negro de Boria, me ha encontrado, ya no tengo miedo a morir, es más, casi la estoy esperando con los brazos abiertos, tengo muchas ganas de volver a ver a mi padre, también a Ninsa, los echo mucho de menos, por suerte, no voy a tener que esperar mucho, la tortura del mundo llega a su fín...

**la puerta se rompe, una figura negra ocupa el lugar donde se encontraba la puerta, y una sonrisa maquiavélica asoma en la deformada facción del demonio negro, acompañada de una risa de ultratumba**

**Pinasus cierra el diario, lo deja encima del lecho, se levanta y abre los brazos sonriéndole**

**La tapa del diario se llena de un extraño líquido rojo y un chillido de ira surca los cielos**

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